domingo, 10 de abril de 2011

ESTE "HOMBRE" ES UN MACHISTA

"La Isla" Sostres no es un chico normal Otras obligaciones me han tenido retirado unas semanas de mi habitual labor opinadora. Rompo mi silencio, no sólo porque esas obligaciones (investigación) ahora me permiten volver a la opinión, sino porque el tal Salvador Sostres ha logrado cabrearme. Se ha erigido en salvador de asesinos machistas. No digo esto porque sea políticamente correcto la oposición a la violencia sobre la mujer ejercida por parte de su pareja o expareja. Esa oposición surge de la inteligencia, del respeto, del amor a la humanidad, de la defensa de la dignidad de las personas y de su derecho a no recibir maltrato físico ni psicológico ni siquiera cuando su comportamiento no contente a otros. Esa oposición surge de no ser y no querer ser como esos a los que el tal Sostres llama “chicos normales”. Entender por qué un hombre puede matar a su pareja es ser como ese violento asesino, pues es como decir que en el papel de ese “chico normal” el tal Sostres hubiese hecho lo mismo. Así es el pensamiento machista, el de quien confunde el amor y los sentimientos con la posesión, el de quien considera que su pareja es suya. Por eso es importante decir a individuos como este: tu mujer no es tuya. Las palabras son importantes y, además de reflejar el pensamiento, influyen sobre este. Por eso, el diario El País es el único que con libro de estilo censura en el mismo el uso de mujer por esposa, no considerándolas como sinónimos (El País: 2002: 400). Sin embargo, los periódicos conservadores, como El Mundo, que ha respaldado tantas insolencias, insultos, barbaridades, opiniones obscenas y burradas del tal Sostres, conciben como idénticos los conceptos mujer y esposa. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad social muy importante y no son sólo un reflejo de la lengua viva; también influyen sobre la población en muchos sentidos: también en lo lingüístico. Sostres, si un día tu pareja embarazada te dice que el hijo que esperas no es tuyo, no la mates, simplemente mándala a paseo. En realidad, no pienso que el tal Sostres pudiera matar a su pareja. Suena violenta mi recomendación, porque violento es el acto de matar o pegar a la pareja de uno por las razones que sean, así como disculpar, alabar y entender, como es el caso, el asesinato de una persona motivado por una cultura que ha justificado tradicionalmente este tipo de violencia. Lo comprensible en esta historia no es que el “chico normal” haya matado a su novia embarazada (supuestamente de otro; lo mismo le dijo eso, pero no tiene por qué ser cierto), porque los chicos normales no hacen eso. Lo comprensible hubiese sido que el chico hubiese cortado con la chica, haciendo lo que hacen las personas que luchan contra la naturaleza violenta que nos subyace en términos filogenéticos (lucha que nos lleva a ser humanos). Cortar con la chica es lo normal; matarla, no. Es algo tan obvio que no es posible concebir que alguien pueda entender la violencia machista, como incomprensible es que tipejos como este tal Sostres tengan la posibilidad de dirigirse a un público a través de un medio de comunicación, que es responsable subsidiario de todo lo que escribe, opina y vomita el normal del tal Sostres.; Se ha erigido en salvador de asesinos machistas. No digo esto porque sea políticamente correcto la oposición a la violencia sobre la mujer ejercida por parte de su pareja o expareja. Esa oposición surge de la inteligencia, del respeto, del amor a la humanidad, de la defensa de la dignidad de las personas y de su derecho a no recibir maltrato físico ni psicológico ni siquiera cuando su comportamiento no contente a otros. Esa oposición surge de no ser y no querer ser como esos a los que el tal Sostres llama “chicos normales”. Entender por qué un hombre puede matar a su pareja es ser como ese violento asesino, pues es como decir que en el papel de ese “chico normal” el tal Sostres hubiese hecho lo mismo. Así es el pensamiento machista, el de quien confunde el amor y los sentimientos con la posesión, el de quien considera que su pareja es suya. Por eso es importante decir a individuos como este: tu mujer no es tuya. Las palabras son importantes y, además de reflejar el pensamiento, influyen sobre este. Por eso, el diario El País es el único que con libro de estilo censura en el mismo el uso de mujer por esposa, no considerándolas como sinónimos (El País: 2002: 400). Sin embargo, los periódicos conservadores, como El Mundo, que ha respaldado tantas insolencias, insultos, barbaridades, opiniones obscenas y burradas del tal Sostres, conciben como idénticos los conceptos mujer y esposa. Los medios de comunicación tienen una responsabilidad social muy importante y no son sólo un reflejo de la lengua viva; también influyen sobre la población en muchos sentidos: también en lo lingüístico. Sostres, si un día tu pareja embarazada te dice que el hijo que esperas no es tuyo, no la mates, simplemente mándala a paseo. En realidad, no pienso que el tal Sostres pudiera matar a su pareja. Suena violenta mi recomendación, porque violento es el acto de matar o pegar a la pareja de uno por las razones que sean, así como disculpar, alabar y entender, como es el caso, el asesinato de una persona motivado por una cultura que ha justificado tradicionalmente este tipo de violencia. Lo comprensible en esta historia no es que el “chico normal” haya matado a su novia embarazada (supuestamente de otro; lo mismo le dijo eso, pero no tiene por qué ser cierto), porque los chicos normales no hacen eso. Lo comprensible hubiese sido que el chico hubiese cortado con la chica, haciendo lo que hacen las personas que luchan contra la naturaleza violenta que nos subyace en términos filogenéticos (lucha que nos lleva a ser humanos). Cortar con la chica es lo normal; matarla, no. Es algo tan obvio que no es posible concebir que alguien pueda entender la violencia machista, como incomprensible es que tipejos como este tal Sostres tengan la posibilidad de dirigirse a un público a través de un medio de comunicación, que es responsable subsidiario de todo lo que escribe, opina y vomita el normal del tal Sostres. *Ígor R. Iglesias es periodista y lingüista Artículo de opinión aparecido en el diario digital "El Plural"